sábado, 7 de julio de 2018

TIEMPOS DE GRACIA

Resultado de imagen de Mt 9,14-17 por Fano
Tenemos el Novio con nosotros y celebramos su presencia, cercanía de forma festiva y alegre. No se contempla de otra forma. Sería contradictorio e incoherente permanecer tristes y angustiados. Vivimos tiempos de Gracia y de regocijo. Estamos salvados por la Gracia de Dios, y no hay que volver la mirada atrás ni, tampoco, a tiempos pasados.

Jesús, el Señor, nos ha redimido y ha borrado todas nuestras culpas para siempre. Son tiempos de alegría y de celebraciones. Volver la mirada con nostalgia para lamentarnos y entristecernos no sirve para nada. Cada momento tiene sus tiempos y sus momentos. Ahora ha llegado el Reino de Dios, se ha hecho presente y está, Jesús, con nosotros. Es el Señor, Novio de la Iglesia, el Esposo Eterno que nos consuela y nos acompaña en nuestro camino.

Y que se hace presente bajo las especies de pan y vino en la Eucaristía, y se nos da alimentándonos con su Cuerpo y su Sangre, y fortaleciéndonos para la lucha de cada día. Por tanto, no son momentos de lamentaciones ni de ayunos y sacrificios. Misericordia quiero -Mt 9, 23-, nos dice el Señor. Hemos sido liberados en la Cruz y nuestra cruz de cada día representa nuestra respuesta y nuestros sí al Señor. 

Cargar con ella supone renovarnos al inicio de cada amanecer. En ella nos unimos al Señor y en ella mostramos nuestra lucha diaria, nuestro sacrificio y ayuno que nos ayudan a permanecer y perseverar injertados en el Espíritu  de Dios que nos fortalece y nos sostiene en la Voluntad del Padre.

Vivamos la alegría de tener al Señor entre nosotros y de vivir en su Amor y Misericordia. Su presencia renueva y perfecciona a todos, pues su Resurrección es el fundamento de nuestra Fe.

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