No hay muchas opciones, aunque la vida puede presentarte muchas, porque, sólo una es la verdadera. En ese punto, todos estaremos de acuerdo, una sola es la verdad, la Verdad con mayúscula. Todo lo demás son opciones aparentemente disfrazadas, espejismos falsos que tratan de seducirte y logran confundirte y engañarte. La cuestión y el problema es nuestra propia naturaleza, débil y muy frágil e inclinada a las apetencias concupiscentes y placenteras. El demonio las conoces y las aprovechas para desviarte de la única y verdadera puerta que conduce al verdadero aprisco de los hijos de Dios.
Y es que cuando conocemos al verdadero Pastor, su voz es inconfundible y nadie nos aparta de Él. Sabemos que nos ama y nos cuida y da la vida por nosotros. Sin embargo, a un extraño no le seguiremos porque su voz no la conocemos y porque la mentira es su bandera. Por eso, debemos abrir los ojos para saber distinguir la Voz del buen Pastor diferenciándola de otras voces malintencionadas. Y eso lo logramos permaneciendo y perseverando junto al Buen Pastor y permaneciendo en el verdadero aprisco.
Cuidado con tantos pastores, proclamadores y cuidadores que nos ofrecen el oro y el moro para invitarnos a sus apriscos, pero, detrás de esas invitaciones esconden las mentiras y sus malas intenciones. Buscan el separarnos del Verdadero y Buen Pastor y llevarnos a su redil donde nos someterán a sus pensamientos, y proyectos, esclavizándonos y alejándonos de la Verdad.
Tengamos mucho cuidado, porque la mentira es la madre de la perdición, de la tristeza y del pecado que nos mata el alma. Y el pastor falso se viste y disfraza de buen pastor para equivocarnos de redil y llevarnos, por la puerta falsa, al redil de la mentira, del pecado y del fuego eterno. Sólo una puerta da paso al aprisco del Buen Pastor, y su Voz es clara y dice la Verdad. Nunca miente.
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