Eres libre. El hombre siempre ha luchado por la libertad y Dios lo ha creado libre. Libre para que pueda elegir el camino apetecido. Y es verdad que ese camino de felicidad y de vida eterna está escrito en tu corazón. Ahora, el camino no será fácil encontrarlo. Tendrás que luchar, que hacer renunciar y que descubrir las apariencias, engaños y seducciones que, posiblemente mundo, demonio y carne te van a tender. Esa es la historia de nuestra vida, un camino de salvación que Dios te ha regalado y que tú tienes que descubrir.
Es verdad que Dios te va a ayudar a encontrarlo. Un Padre, más tratándose de Padre Dios, no te va a dejar abandonado. Te ayudará, pero, esa ayuda estará condicionada a tu colaboración. Solo si tú accedes y quieres, desde la hora de tu bautismo, el Espíritu Santo te asistirá y auxiliará para que puedas encontrar ese camino que clama a gritos dentro de tu corazón.
La parábola que hoy nos narra Jesús nos lo explica muy claramente. Nos ayuda a descubrir donde estamos nosotros. ¿Soy semilla que cae en el camino o en tierra pedregosa? ¿Acaso crezco entre zarzas que me ahogan y desvían? ¿O, por el contrario soy tierra buena que acojo la semilla, dejo que eche raíces profundas y dé buenos frutos? ¿Dónde me encuentro?
Porque, estés donde estés, la Misericordia y el Amor de Dios es Infinito y te ayuda, contando con tu esfuerzo - para eso has sido creado libre - a salir de ese borde del camino, de ese terreno pedregoso o de entre las zarzas e ir a la tierra buena. Esa tierra buena que se abre al Amor y la Misericordia de Dios y da frutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.