Si andas con la mentira,
pronto tu aparente verdad será descubierta. Y te descubres en las pequeñas
cosas, en lo parece insignificante y que nadie lo tiene en cuenta. Porque,
quien no es fiel en lo pequeño, tampoco será en lo grande. Por los detalles se
conoce la verdad de las personas o la mentira que esconde en sus falsas
apariencias.
Nadie se fiará de
ti cuando observa que no eres fiel en lo pequeño. ¿Cómo así te va a confiar lo
grande? Nadie pondrá su confianza en ti cuando ve que el valor importante en tu
vida es el poder y el dinero. Porque, si tu dios es el dinero, te olvidaras del
pobre y de la pobreza y, en consecuencia, detestarás al pobre, al que nada
tiene y al débil. Y es que nunca podrás servir a dos señores. O estás con Dios
y pones el acento de tu vida en el amor y la misericordia, o te sometes al
dinero y eres infiel con Dios y al amor a los demás. Sobre todo a los pobres.
Por lo tanto, si
piensas en escalar, en subir, en las riquezas y el poder, has escogido un
camino opuesto al que te señala el Señor. El amor es el camino propuesto por
Jesús, y lo propone no solo con su Palabra, sino también con su Vida. Seguirle
y serle fiel supone, por tanto, el esfuerzo de imitarle. Y sin estar injertado en
Él y alimentado de su Cuerpo y Sangre no podrás imitarle.
De modo que, la primera cosa que hay que dejar, para seguir a Jesús, es la arrogancia. Luego, despojado de esa dificultad, abajarse humildemente y limpio de todo aquello que te pueda hacer pensar que te basta por ti mismo, ponerte en sus Manos y dejarte amar inmensamente por su Infinita Misericordia. Él hará el milagro en cada uno de nosotros si nos abrimos a su Gracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.