Mc 5, 1-20 |
Se pone de
manifiesto una vez más los privilegios, sobre todo, los económicos o los de
prestigio y fama individual de un determinado personaje. ¿A quién le importa la
sanación de ese marginado, excluido y apartado en los cementerios y poseído demoníacamente?
Prima los intereses económicos y molesta Jesús que se preocupa por ese hombre
poseído y le sana. En consecuencia se le invita a marcharse y a dejarle
tranquilo.
Les preocupa que
esa transformación cambie el orden que ellos han establecido y que les
interesa. ¿No nos recuerda eso algo a lo que nos está pasando actualmente?
Preocupa la familia, la educación en valores y verdad – la Iglesia – y todo lo
que vaya dirigido a buscar el bien de la sociedad dentro de la concordia, la
paz y la justicia. Hoy, como ayer,
molesta la presencia de Jesús, su Palabra y su Amor Misericordioso. Y más que
el sanado y convertido haga de su vida una proclamación de la Palabra y
comparta lo que Jesús ha hecho con él.
No importa lo que suceda a las personas, al pueblo ni al bien común. La imagen de ese endemoniado, apartado y excluido, conviene mantenerla ahí, controlada y sometida. Mientras ellos programan sus intereses económicos, ideológicos, educativos con el fin de tener a la piara controlada. Les duele su precipitación por el acantilado hacia el mar por el valor económico que pierden. No hay otro motivo. Quizás tengamos y debamos replantearnos donde están nuestros verdaderos intereses. Tú tienes la palabra.
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