Hay momentos que nos
sentimos bloqueados, sin fuerza para tomar una decisión que nos desbloquee o
que nos espabile. No somos capaces de decidir ni de optar por uno u otro
camino. Necesitamos un empujón que nos haga decidirnos y que nos lleve al
encuentro con el Señor. Necesitamos al Espíritu Santo.
Es evidente, por
nuestra propia experiencia, que el camino está lleno de peligros y de momentos en
los que nos asaltan las dudas, flaquea nuestra fe y experimentamos debilidad,
desgana y parálisis hasta el punto de quedarnos inmóvil sin poder tomar ninguna
decisión.
En esos momentos la
comunidad, el amigo, el grupo son vitales. Necesitamos dejarnos llevar por la
fe alguno de ellos para que, como ese paralítico, podamos escuchar la Palabra
de Dios y levantarnos de nuestro letargo, dudas o flaquezas. Observemos que aquel
paralítico llego a estar delante de Jesús porque unos amigos o familiares lo
llevaron y él se dejó llevar. Quizás a nosotros nos pueda ocurrir algo
parecido, nos invitan unos amigos o familiares a conocer a Jesús y, en nuestro
caso, quizás no nos dejamos llevar.
Es bueno siempre tener a alguien que nos quiera de verdad y nos aconseje con buena intención buscando siempre nuestro bien. Y lo mejor que nos puede pasar es encontrarnos con Jesús, el Hijo de Dios, que ha venido a salvarnos y, para que no tengamos dudas, ha dado su Vida por la nuestra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.