viernes, 7 de julio de 2023

¿CÓMO Y DE QUÉ MANERA MIRAMOS A LOS DEMÁS?

Esa es la cuestión, se trata de mirar con una mirada compasiva y misericordiosa. Porque tanto a ti como a mí me gustaría que me miraran con esa mirada compasiva y misericordiosa. Y es evidente que mirar a alguien que no nos cae simpático y encima actúa de una manera mala y perjudica a la sociedad con esa mirada compasiva y misericordiosa nos cuesta mucho. Tanto que no podemos hacerlo sin la asistencia y fortaleza del Espíritu Santo.

Jesús nos lo enseña a cada instante de su Vida. Su manera de actuar y mirar a sus propios enemigos, que tratan de apartarlo de su misión e incluso piensan en quitarlo del medio, está llena de mansedumbre, compasión y misericordia.

Nuestra manera de pensar es totalmente diferente a la de Jesús. Nosotros vemos a enemigos, personas diferentes, pecadores…etc. Y buscamos la manera de apartarlos o quitarlos también del medio. Sin embargo, Jesús los trata como enfermos, los sana, los incluye – no excluye ni margina como nosotros – y los llama a la conversión.

Concretamente, hoy, he visto a una persona mayor, ya con dificultad de caminar, y le ofrecí - él antes iba a la Eucaristía y comulgaba - el servicio de la parroquia para que fueran a su casa a llevarle la santa comunión. Mi sorpresa fue que su respuesta fue que no. Le dejé la puerta abierta para que cuando quisiera me avisará. Y mientras me marchaba experimentaba el gozo del intento de acercar a Jesús a esa persona. Y pensaba que lo mismo le ocurrió a Mateo, aquel publicano que llamó Jesús. En este caso Mateo, aun siendo publicano, respondió a Jesús afirmativamente. Se levantó y le siguió. Su historia ya la sabemos.

La pregunta que nos debemos hacer, no hoy sino cada día es: ¿Estoy yo respondiendo a la llamada que Jesús me hace cada día? Y si respondo, ¿cómo lo hago? ¿Pongo en juego todos mis talentos y cualidades para vivir y actuar según la Palabra de Dios me va indicando y señalando el camino? Sería bueno reflexionarlo sin miedos ni presiones sabedores de la Infinita Misericordia de Dios y de la asistencia del Espíritu Santo.

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