Sucedió ayer,
sucede hoy y sucederá mañana, la Palabra de Dios complica nuestra vida. Es una
evidencia que podemos constatar a lo largo de la historia del cristianismo.
Jesús complica nuestro mundo, nuestras sociedades de ayer, de hoy y, posiblemente
de mañana. Hasta que venga de nuevo el Señor, seguirán asumiendo y aceptando
que la presencia de Jesús es molestosa, comprometida e inasumible.
Así ocurrió con
aquellos del pueblo que, avisados por los porquerizos, invitaron a Jesús a que
se marchara de su pueblo y no les complicara sus vidas. ¿Nos pasa a nosotros lo
mismo? Posiblemente suceda que cada cual se crea un pensamiento, un criterio del
pensamiento y obra de Jesús. Unos quieren interpretarlo quizás mejor que Él;
otros lo interpretan según lo entienden, y otros se esfuerzan en vivir lo que
Él vivió y al estilo que Él lo vivió.
Es indudable que nunca
nos pareceremos a Él; es indudable que por mucho que queramos siempre estaremos
en el error, y es indudable que, si somos pecadores, estaremos siempre pecando
y equivocándonos. Precisamente, para eso necesitamos bautizarnos y abrirnos a
la acción del Espíritu Santo, que corregirá nuestros errores y orientará
nuestro camino. La Buena Noticia es sencilla. Juan simplemente invitaba a
convertirse, a ponerse en camino de arrepentimiento y conversión. Lo otro es
cosa del Espíritu Santo.
Jesús la proclamó de forma simple y
sencilla: Ama, ama a Dios sobre todas
las cosas y, desde Él, podrás amar a tus hermanos. Muy fácil decirlo pero solo
asistido por su Espíritu podremos conseguirlo. Y, quizás, ni eso, solamente
quedarnos en el empeño. Pero lo verdaderamente importante es siempre estar en
la actitud y esfuerzo de amar misericordiosamente como Él nos ama. Esa es la
sustancia y fundamento del mensaje de la Buena Noticia.
Su presencia a mi no complica mi vida, el nos ayuda y nos sostiene. Somos pecadores, pero como Jesús dijo cuando querían aporrear a la mujer que había pecado que tire la piedra quien no haya o hubiese pecado. Jesús es el que me da fuerza para seguir mi vida. ¡Gracias Señor! 🙏🙏🙏
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