domingo, 6 de agosto de 2023

LA VIDA, UN CAMINO DE TRANSFIGURACIÓN Y CALVARIO.

Mt 17, 1-9

Sí, nuestra vida en este mundo no es un camino de éxitos ni de plena felicidad. Es un camino que Jesús, el Señor, nos lo dejó muy claro: Camino de transfiguración y Calvario, porque sin ellos no encontraremos la salvación. Tanto uno como el otro necesitamos llevarlo enraizados en nuestros corazones para sostenernos firmes en el seguimiento al Señor.

Sin la Transfiguración no encontraremos el camino. En ella el Padre, como ya había hecho en el momento del bautizo de su Hijo predilecto, nos señala el camino a seguir: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle». Esa llamada de atención a la escucha de la Palabra y testimonio de su Hijo es la señal que hay que asumir en el seguimiento al Señor.

Y Jesús nos enseña día a día con su Palabra y su Vida por donde debemos ir. Conviene no olvidarnos de ese momento transfigurado que nos eleva, que nos sostiene en la fe y en la gloria de la contemplación a la que esperamos llegar. Una gloria que nos fortalece hasta el extremo de soportar también los momentos de cruz y calvario.

Sin la contemplación del Tabor no podremos soportar el camino de calvario. Necesitamos contemplarte, Señor, y ensimismados en tu Gloria, como ocurrió con Pedro, olvidarnos de nosotros y construir una tienda para Ti, Señor y Gloria nuestra.

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