Un camino, verdad y vida que no podremos seguir sin la asistencia del Espíritu Santo que, precisamente, recibimos en el instante de nuestro bautismo. Ni que decir tiene la gran importancia de ser bautizados para, por obra del Espíritu Santo, iniciar esa conversión injertados en Xto. Jesús.
Juan el Bautista marca ese momento del paso de lo viejo a lo nuevo: el salto del Antiguo, Profetas y Ley, al Nuevo, venida de Jesús, el Mesías, para anunciarnos la Buena Noticia de Salvación: Dios Padre ha enviado a su Hijo para rescatarnos de la esclavitud del pecado y liberarnos para recuperar nuestra dignidad de hijo de Dios y gozar de su presencia en su Reino.
Con el bautismo proclamado por Juan iniciamos ese camino de conversión para ser, arrepentidos de todos nuestros pecados, bautizados por Jesús con el Espíritu y fuego de Espíritu Santo.
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