viernes, 15 de diciembre de 2023

SON LOS HECHOS, NO LAS PALABRAS, LAS QUE ABREN EL CORAZÓN

Es cierto y no cabe ninguna duda que la palabra tiene su importancia y valor. Pero, lo que definitivamente da razón y aprueba el bien decir de tus palabras son tus propios hechos. Hemos oído que una imagen vale más que mil palabras, pues eso descubre que si tus palabras no van acompañadas de tus hechos – obras – pierden todo su valor.

Por tanto, mejor que decir, hacer. O lo que es lo mismo, procurar que tus obras vayan de acuerdo con tus palabras. Diríamos que el buen testimonio va refrendado de que tus palabras estén debidamente sincronizadas y correspondidas en obras. Quizás muchas veces, por errores propiciados por nuestros propios pecados, la coherencia esté desdibujada o no correspondida, pero siempre estará fortalecida por la buena intención que emergerá y se hará visible al espíritu y sentido de la verdad.

Lo verdaderamente importante no se esconde en los discursos, incluso bien intencionados. Ni tampoco en la buena palabrería hecha con buena intención. La única sabiduría y buen testimonio está escondido en tus obras, en tus buenas obras sembradas con tus acciones con la semilla del amor y la misericordia que recibes del Espíritu Santo. No hay otra mejor y eficaz acción. Si bien es verdad que la palabra anuncia, acerca y predispone que se abran los corazones, pero solo las obras entran y siembran en él.

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