No sólo experimentamos
la necesidad de pedir sino que, sabiéndolo nuestro Padre Dios, que nos conoce
profundamente, nos lo dice: Del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12 En
aquel tiempo dijo Jesús: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se
os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se
le abrirá. ¿O hay acaso alguno entre …
Desde muy temprano,
ya desde bebé, aunque no lo pidamos de palabra, sí, nuestros padres, lo
descubren y lo interpretan. Y nos satisfacen todas nuestras necesidades. Ya,
algo creciditos no cesamos de pedir, y de recibir por parte de nuestros padres
todo lo que vamos necesitando para nuestro desarrollo. Pero, así y todo,
siempre tenemos necesidades, y algunas de las que nadie puede dárnosla. Sólo
nuestro Padre Dios.
Y nuestro Padre
Dios que conoce y sabe de esas necesidades nos tiende la mano para que las
pidamos. Y nos lo promete tal y como ya hemos leído en el Evangelio de hoy.
Pero, una cosa es leerlo y otra cosa muy diferente creerlo. Si nuestros padres
de aquí abajo nos han dado todo lo que necesitábamos, o al menos todo lo que
ellos han podido, ¿cómo no nos va a dar todo lo necesario para ser eternamente
felices nuestro Padre y Creador?
Por tanto, pidamos primero que nuestro corazón se ablande, sea un corazón suave, bueno, llenos de sabiduría, fortaleza, humildad y paz. Y demos gracias por tanto dones recibidos. Porque, de ser así estaremos llenos de verdadero amor misericordioso y, según recibimos, también daremos. Y todo de forma gratuita, tal y como lo hemos recibido.
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