(Mc 3,1-6) |
No se puede dejar las necesidades del hombre en un segundo plano. No se puede dar prioridad a normas y reglas que dejen al hombre en segundo lugar, porque el hombre es el centro de la creación y nuestro Padre Dios le ha dado todo su amor hasta el punto de entregar a su Hijo Predilecto para rescatarlo del pecado.
La vida es lo primero ya sea sábado o domingo. El hombre debe ser atendido por encima de liturgias, días, celebraciones y lo que sea, porque es la preferencia de Dios y la criatura de Dios. Dios ha venido para salvar al hombre, y no por el hecho de ser sábado y la ley prohibirlo, el hombre no puede ser curado. Jesús rompe con esa norma haciéndoles ver que el hombre está por encima del sábado.
Y siente pena al comprobar que no le responden y permanecen encerrados en su corazón obstinados por poner la ley ante que el bien del hombre. Y eso mismo ocurre en nuestro tiempo. El hombre antepone sus egoísmos y satisfacciones al bien de sus contemporáneos y se instala el mal en el mundo.
Si no crece el amor, permanece el egoísmo y la búsqueda de uno mismo. Así, el hombre queda postergado a los intereses del mundo y la ley, que otros hombres prefieren para sus propios beneficios.
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