Lc 5,33-39 |
—No
solo sentido ni lógica —añadió Manuel.
No puedes estar en dos estados a la vez, triste y festivo; ayuno o abundancia.
Menos aún cuando el Novio está presente. Es evidente que se celebre y las
celebraciones, ¡ya sabemos!, son festivas y con abundancia de comida y bebida.
—Es
lógico —replicó Pedro. Tiempo habrá de ayunar cuando – ausente el Novio – la situación
lo requiera.
La
vida es alegría y esperanza. No se puede vivir en la tristeza porque hemos
nacido para ser felices. Esa es la idea para la que Dios, nuestro Padre nos ha
creado, y a la que, a pesar de vivir en un valle de lágrimas, nuestro destino
es el gozo y la felicidad eterna. Y Jesús, el Novio, ha venido a enseñarnos el
camino. Un Camino, Verdad y Vida a donde, Él, nos guía y conduce. Por eso hay
que seguirle y creer en su Palabra.
Jesús no puede enseñarnos a estar triste aunque, el Camino que Él nos señala tenga muchos momentos de tristeza – la Cruz – porque, Él es la Vida, es la Alegría y Felicidad Eterna. Sin embargo, sí nos enseña a amar. Un amor que muchos momentos de nuestra vida nos exigirá dolor y sufrimiento. Lo experimentamos en nuestras propias familias con nuestros padres e hijos y personas más cercanas. La vida nos enseña que hay momentos de tristeza y alegría.
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