miércoles, 12 de junio de 2024

UN CAMINO DE PERFECCIÓN

De mayor, conoces y sabes, que eres imperfecto, pero cuando naces la imperfección está meridianamente clara. Un bebé abandonado tiene muy poco tiempo de vida. De pequeño somos totalmente dependiente y sin una familia, unos padres, nuestra vida tendría pocas posibilidades de desarrollarse y subsistir.

Sin embargo, de mayores también experimentamos nuestra impotencia y la necesidad de ayuda. Somos seres creados para relacionarnos y asistirnos unos a otros. Mirado de una forma potencial y en futuro, nuestro camino es un camino de perfección. En la medida que crecemos, nos formamos y desarrollamos, nuestra dependencia de nosotros mismos va también creciendo. Y nuestro futuro será alcanzar la perfección como nuestro Padre y Creador es Perfecto.

Digamos que esa es nuestra verdadera misión aunque muchos la ignoren y miren para otro lado. Nuestro camino es un camino de perfección que no lo podremos conseguir sin la asistencia y auxilio del Espíritu Santo. Necesitamos mirarnos diariamente en la Palabra de Dios y, meditándola, tratar de llevarla a nuestra vida y cumplirla.

Infringir esos mandatos revelados por nuestro Señor Jesús e impresos en nuestro corazón, nos hace hijos de poca importancia en el Reino de nuestro Padre. En cambio, cuando los cumplimos y lo hacemos centro de nuestro diario vivir, nos hace grande en el Reino de nuestro Padre.

 La razón es que caminamos en esa intención y esfuerzo: guardar y cumplir los mandatos – la Ley – que nuestro Señor Jesús nos ha revelado y enseñado a cumplir con su Palabra y su Vida. Y seremos menos o más importantes en la medida que los cumplamos. El objetivo es ese, irnos perfeccionando en el cumplimiento de la Ley que Jesús, el Señor, nos ha mostrado y testimoniado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.