El
niño es el ser más indefenso del planeta. Y, lo es por muchos años. Necesita
una protección, no solo física sino espiritual y psíquica de sus padres, e
incluso de su entorno familiar y social. Por eso, los derechos de los niños son
sagrados. Derechos a la vida, a ser protegidos de escándalos que los confundan
y los orienten mal.
El
niño necesita mucha protección porque su debilidad intelectual y pequeñez lleva
mucho tiempo para madurar. Y madurar en el bien, la verdad y fraternidad.
Orientarle, desviarle y utilizarle será muy grava. Jesús lo denuncia hoy
gravemente en el Evangelio: (Lc 9,46-50): En aquel tiempo, se suscitó una discusión
entre los discípulos sobre quién de ellos sería el mayor. Conociendo Jesús lo
que pensaban en su corazón, tomó a un niño, le puso a su lado, y les dijo: «El
que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí,
recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es
mayor».
Por tanto, recibir, acoger, educar y buscar el
bien del niño es recibir al Señor y abrirle nuestro corazón. Y sabemos la
dificultad por la que pasan los niños hoy, empezando por el tiempo de gestación
que pasan dentro del vientre de sus propias madres. Los peligros que,
aparentando derechos de género ideológico, aplican a edades tempranas e
inmaduras que los niños no pueden asimilar ni entender.
Así sucede también entre los mayores donde la ambición al poder, al desenfreno de los placere, las riquezas, el éxito y todo lo que da autoridad de poder someter al otro desencadena enfrentamientos y luchas. Tratemos, tal y como nos dice Jesús en el Evangelio de hoy lunes: -Tomando Juan la palabra, dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros». Pero Jesús le dijo: «No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros» - hacer el bien y sumarnos a todos los que lo hacen. Porque, quienes hacen el bien en la verdad y la justicia están amando. Por tanto, no lo impidamos porque no va contra nosotros sino a nuestro favor.
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