Lc 23,35-43 |
Cristo es el centro del Universo donde converge todo. Él es la imagen del Dios invisible, primogénito de toda criatura, porque en él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos y Dominaciones, Principados y Potestades; todo fue creado por Él y para Él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él. Él es también la Cabeza del Cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por Él y para Él quiso reconciliar todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz - Col 1, 12-20 -.
Cristo es el fundamento de nuestra fe. En Él descansamos, nos apoyamos y ponemos todas nuestras esperanzas. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. En Él, y a través de su presencia real y sacramental en la Eucaristía nos alimentamos espiritualmente con su Cuerpo y Sangre fortaleciéndonos para la lucha diaria contra el mundo, demonio y carne. Él es garantía de salvación si le creemos y seguimos sus enseñanzas.
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