miércoles, 3 de diciembre de 2025

COMPARTIR, MEJOR QUE ACUMULAR

Mt 15, 29-37

    Cuanto más tengo, mejor —afirmaba Teodoro—. Mejor que sobre, no que falte.
     ¿Y los demás? —dijo uno de la tertulia, asombrado—. No tienen ni para llevarse algo a la boca.
   —¿Cómo que los demás? ¿A mí qué? ¡Que cada palo aguante su vela! —respondió Teodoro.
    —Mi conciencia no me lo permite —intervino otro—. De lo mío compartiré algo con esa gente. Al menos mitigaré un poco su hambre.
    —Haz lo que te dé la gana; cada cual es libre de administrar lo suyo —contestó Teodoro, con indiferencia y una sonrisa maliciosa.
     —Me parece muy bien —dijo Manuel—. Puedes hacer lo que quieras, pero no olvides que siempre será mejor compartir que guardar.
    —¿Cómo dices? —frunció el ceño Teodoro, con mirada de sorna—. ¿He oído bien?
   —No solo bien, sino correctamente —respondió Manuel. Y, mirándolo con compasión, añadió:
   —No son palabras mías, sino de Jesús. Cuando se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó. Acudió a Él mucha gente con tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y tantos otros necesitados. Los ponían a sus pies, y Él los curaba…
     —Eso que dices no va conmigo —replicó Teodoro, algo enfurecido.
    —Vaya contigo o no —continuó Manuel—, compartir es necesario. Sobre todo con los más pobres. Recuerda que algún día puedes ser tú quien necesite ayuda.

    Teodoro enmudeció. Permaneció pensativo, como si algo le hubiera removido el corazón.

    —Además —prosiguió Manuel—, Jesús implicó también a sus discípulos en la necesidad de aquella muchedumbre. Les pidió poner lo poco que tenían, sus panes y peces, al servicio de todos.

   La cabeza de Teodoro, inclinada casi hasta sus rodillas, dejaba entrever un posible arrepentimiento.

      Sí —pensó—, todos somos necesitados… y debemos ayudarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.