domingo, 15 de marzo de 2009

¿CONSERVAMOS NUESTRO TEMPLO?


Hay mucho en nosotros de templo, y pasamos desapercibido, en el transcurso de nuestra vida, por él. Somos templos en muchos momentos que nos olvidamos de lo fundamental y nos quedamos en las formas y practicas. Somos templos cuando confundimos la celebración con las normas de celebrar y cumplir con unas costumbres, ritos o tradiciones.

Somos templos cuando, distraídos por cuidar las apariencias en nuestras vidas nos preocupamos más por quedar bien que por hacerlo bien. Somos templos cuando limpiamos nuestras fachadas y no nos apercibimos del orín y la basura que nos corroe por dentro. Somos templos cada vez que nuestras prioridades están en nosotros mismos sin importarnos la de los demás.

Hay muchas ocasiones en las que nos comportamos como templos, y somos merecedores de unos buenos latigazos, pero la misericordia de nuestro PADRE nos perdona y tiene paciencia con nosotros. En este tiempo Cuaresmal es hora de preguntarnos que representa nuestro SEÑOR para nosotros. Es ALGUIEN que nos lo tomamos en serio o es algo, en lugar de ALGUIEN, a donde vamos una o varias veces al año a poner unas flores, ofrecer una promesa para nuestro beneficio, o, simplemente, a hacer algún cumplimiento, por si acaso.



Eso fue lo que pasó en aquel tiempo. El Templo de Jerusalén estaba abarrotado para el cumplimiento con la Pascua del SEÑOR, pero el afán del pueblo no era otro que engalanar su cumplimiento y hacerlo de la mejor manera que pareciera bueno, bonito y barato. Otros, sin embargo, veían la oportunidad de hacer su agosto ofreciendo sus artículos al mejor precio para sus intereses y obteniendo grandes ganancias.

Todos inmersos en sus negocios habían olvidado lo fundamental e importante: ofrecer al SEÑOR su alabanza, su acción de gracia y su conversión traducida en hechos: testimonio en ayunos, limosna y oración. Todo había quedado reducido a un mercantilismo comercial materializado en obtener el dios dinero para hacerse poderoso y someter a los otros. Para lo de siempre: generar pobreza, enfermedad y miserias y mantener la ignorancia de aquellos que someto a mis propios intereses.

Desde aquí podemos entender como el SEÑOR llevado por, no ira ni rencor, sino por la buena intención de que tomaran conciencia de lo que hacian y lo desviado y equivocado que estaban actuando respeto a la VOLUNTAD de su PADRE, les recriminó llamándoles la atención.

Posiblemente, hoy nos pasa lo mismo. Se nos habla de cambios, de darle la vuelta a la bolsa y volverla al revés, pero sólo entendemos de dar algo y de ofrecer otro poco y ya está. Seguimos en el mismo templo y volveremos el año que viene a lo mismo. Y el SEÑOR aprovechará cualquier momento, en nuestra vida, de alboroto, de desasosiego, de algarabía, para darnos una llamada de atención e igual volveremos a preguntarle que nos demuestre su autoridad para interpelarnos y reprendernos.

Es el momento, el tiempo de mirar de frente y bajar la cabeza para decir: "aquí estoy, SEÑOR, dispuesto a atenderte, a tomarte en serio y a cuidar mi templo. Templo donde TÚ quieres habitar y vivir en el ESPÍRITU SANTO, para obedecer sólo tu VOLUNTAD que es realmente el único y autentico significado de la celebración Pascual.

2 comentarios:

  1. ya vi que pusiste el premio!!!! me alegra!
    es que se nos olvida que el cambio es interior y que Dios va a vivir en nosotros.
    saludos cariñosos. Hilda

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  2. Si nuestro cuerpo es Templo del ESPÍRITU SANTO, estamos llamados a cuidarlo y conservarlo lo mejor que podamos, no sólo físicamente, sino espiritualmente. Ahora pienso cuanta repercusión y significado tiene esto para con los cuerpos de los niños que se les impiden nacer.
    Gracias por el premio y, quizás te hayas olvidado, por los problemas de la nueva computadora, del que yo te envíe. No sé si lo has tomado. No debes sentirte comprometida a recogerlo.
    Un abrazo.

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