Donde exista un creyente en Jesús de Nazaret, ¡y siempre lo habrá!, allí estará la Iglesia. Nadie podrá extinguirla por mucho que persigan a sus seguidores, porque Él está y vive en cada uno de ellos. Hoy nos revela Jesús esa promesa de permanecer hoy y mañana cumpliendo y viviendo en la Voluntad del Padre.
Y la Iglesia, en cada uno de los seguidores de Jesús, permanece fiel a sus palabras. Nadie impedirá que el Mensaje del Señor siga adelante. ‘Yo, nos dice el Señor, expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer
día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga
adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.
Y así sucede hasta hoy. No hay lugar, por muy escondido que esté, que no haya religiosos, creyentes en Jesús de Nazaret, al lado de esos hombres, sufriendo y luchando por la vida. La verdadera vida que es conocer al Señor. Sigamos nosotros, en el Espíritu Santo, el camino sin retroceder a pesar de las dificultades, los obstáculos e impedimentos que la vida nos pone.
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