Es conveniente y
de provecho invitar a aquellos que te pueden corresponder y hacerte favores. De
alguna manera es una inversión al hacer un banquete invitar a los que te pueden
dar favores o privilegios cuando lo necesites. Es evidente que el día que te
correspondan con otra invitación o algún favor estarás pagado.
Jesús te dice todo
lo contrario. Invita gratuitamente y sin condiciones. Claro, eso sólo lo podrás
hacer con aquellos que no tienen con que pagarte: «pobres
que no tienen ni para ellos». Y eso probará tu
gratuidad de dar si esperar nada a cambio. Porque, así, de esa manera has
recibido todo lo que eres y tienes. Y es más, sigues recibiendo hasta tu última
hora de manera gratuita y sin condiciones.
La opción
fundamental por la que vino Jesús a este mundo es, aparte de dar al hombre esa
oportunidad de ser feliz eternamente, servir. Y para ser servido se necesita
tener necesidad. Es decir, ser limitado, pobre, impotente e indefenso antes las
necesidades y avatares de esta vida.
De ahí que Jesús está con los pobres y se hace su servidor por amor. Es eso lo que claramente les está diciendo a uno, tal como dice el Evangelio, de los principales fariseos. Pero, eso también sirve para cada uno de nosotros. Y no tratemos de solucionarlo por nuestra cuenta, sino con la ayuda del Espíritu Santo.
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