Nadie está excluido, sin embargo muchos se excluyen por sí mismo. La parábola que Jesús nos cuenta hoy, explica muy claramente lo que ocurre en la realidad. Todos estamos invitados y llamados a gozar de la vida eterna en plenitud, pero muchos la rechazan porque, al parecer, tienen cosas más importante que atender.a
Porque según donde pongamos nuestro corazón, pondremos nuestras inquietudes y nuestras valoraciones. Así damos más importancia, por paradójico que parezca, a las cosas de este mundo: dinero, riquezas, bienes, poder, placer...etc., que a los valores espirituales y, sobre todo, a la Vida de la Gracia que Jesús nos ofrece como Camino para conseguir lo que realmente buscamos: la Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad.
Así, todos estamos llamados a participar y gozar de ese banquete al que, muchos, como nos cuenta la parábola (Lc 14, 15-24) rehusan asistir por asuntos que consideran más importante. Asuntos que, por propia experiencia, experimentamos caducos y que al final de nuestra vida no valen para nada.
Pidamos paz, sabiduría y fortaleza para encontrar luz que nos alumbre el camino que nos conduzca al banquete eterno que estamos invitado.
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