domingo, 6 de noviembre de 2011

SALMO 62

Mi alma está sedienta de ti, Señor Dios mío. Oh Dios, tú...

Oh DIOS, TÚ eres mi DIOS, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de TI;
mi carne tiene ansia de TI,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Como te contemplaba en el santuario,
viendo tu fuerza y tu Gloria!
Tu Gracia vale más que la vida,
te alabaran mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocandote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho mi acuerdo de TI,
y velando medito en TI,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.