miércoles, 23 de diciembre de 2020

Y TÚ, ¿DESCUBRES ALGUNA MISIÓN?

Lc 1,57-66

Juan tenía una misión y, desde su nacimiento fue entendido por sus padres., que le ayudaron, permitieron y dejaron que la Voluntad de Dios tuviese cumplimiento en la vida de su hijo. A nosotros nos parece, desde la distancia y lejanía todo fácil, pero, Juan, como cualquiera de nosotros, era libre para resistirse a la misión que le venía de arriba o para aceptarla. Todo empezó ya estando en el vientre de su madre y sobre saltándose al advertir la presencia de Jesús en el vientre de su María. Desde ese momento, Juan, yo quiero imaginar, que aceptó la misión de ser el precursor.

Supongo que María pasó por la misma experiencia. Era plenamente libre y podía resistirse al Plan de Dios o aceptarlo. Afortunadamente, tanto María como Juan decidieron abrirse al Plan de Dios y, desde ese momento, la Buena Noticia de Salvación ha recorrido el tiempo hasta llegar a nosotros. Realmente, somos dichosos de, también nosotros, abrir nuestro corazón al Plan que Dios tiene para cada uno de nosotros. Porque, lo que Dios, nuestro Padre, quiere y desea para sus hijos, es lo mejor, la plena felicidad y vida eterna.

Ahora, Dios ha dejado el aceptar esa propuesta de felicidad eterna en nuestras manos. Podemos decir que sí, como Juan y, sobre todo María, o podemos resistirnos como Herodes, muchos fariseos y sumos sacerdotes de aquella época y también de ahora. 

Gracias a Juan y a María, que entregaron sus corazones y vidas para realizar el Plan que Dios les había propuesto, podemos también nosotros tener ahora esa gran oportunidad. La pregunta, por tanto es clara: Tú y yo, ¿qué plan buscamos para realizarlo según la Voluntad de Dios? ¿Contamos con Él, le preguntamos, le buscamos y nos relacionamos a través de la oración?

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