Ser agradecido es de bien nacido, dice el refranero español. Y es que cuando soy agradecido estoy reconociendo que aquello por lo que agradezco me ha sido regalado y dado gratuitamente. Porque si lo tengo que pagar, el agradecimiento no es tan merecido, ni mucho tengo que agradecer, puesto que al final lo he merecido con mi tributo.
También nos ocurre, que cuando sentimos agradecimiento por lo que nos ha sido dado, experimentamos un sentimiento de humildad y de respuesta a ese agradecimiento recibido. Pero la clave de la generosidad radica en la toma de conciencia de saber que todo lo recibido no me ha sido concedido para nacer y morir en mí, sino para que desde mí revierta en los demás. Ahora, no es sencillo entenderlo así, ni fácil despegarse de esos sentimientos que nos atenazan y, egoístamente, nos engríen como merecedores de tales tributos.
Embobados por nuestra naturaleza humana limitada; ciegos por nuestros apegos y vicios humanos a los que no podemos vencer, ni renegar. Llenos de dudas, confusiones y tribulados por querer exigir y entender el por qué de nuestra naturaleza tocada, sufrida e inmersa en un camino de espinas, obstáculos y problemas, levantamos la mirada hacia el cielo y exclamamos, desde nuestra soberbia, ¿por qué nos has hecho así y has creado un mundo tan lleno de sufrimiento?. Es la pregunta que todos, en muchos momentos de nuestra vida, nos hemos hecho alguna vez.
Y,volvemos al refrán, "ser agradecido es de bien nacido". Porque si fuésemos perfecto; porque si fuésemos suficientes; porque si el dolor hubiese sido irradicado de nuestra vida; porque si no tuviese necesidades físicas, ni enfermedades; porque si no hubiese en nuestra vida obstáculos que vencer, ni montañas que subir, no me harías falta TÚ, mi SEÑOR. Me creería, como nuestros primeros padres, lo bastante suficiente para ser yo mismo mi dios y mi dueño y señor.
La conversión a la que nos invita Jesús al comenzar su Evangelio, mira a Dios. Significa buscar a Dios y, una vez encontrado, caminar con él y seguir las directrices del Reino marcadas por su Hijo, Jesucristo. Esto entraña también esfuerzo y compromiso, pero no orientado hacia la persona humana, como si fuéramos nosotros los autores y creadores de nosotros mismos, sino hacia nuestra dependencia de Dios a todos los efectos.
Me encantó gracias!!!
ResponderEliminarDemos gracias al Espíritu Santo. Él es el que actúa y nos asiste. Para eso ha venido en la hora de nuestro bautizo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo en Xto. Jesús