El sábado fue el día elegido para dedicarlo al Santo Rosario. La hora, adaptada para que congregara al mayor número de personas, fue las ocho de la mañana, y el recorrido, por el incomparable marco del Charco de San Ginés, unos de los lugares más peculiares de nuestro Arrecife.
A la hora señalada partimos de nuestro templo parroquial unas 70 o 90 personas aproximadamente. Consciente de sabernos juntos al SEÑOR y encomendados a su Madre como intercesora y mediadora para rogar porque nuestras aguas turbias y contaminadas queden purificadas y transparentes como el buen vino, iniciamos con el primer misterio los primeros piropos y recomendaciones a María para que las presente a su HIJO, nuestro SEÑOR.
Cada misterio iba seguido de un comentario y una pequeña reflexión que alumbraba nuestras intenciones de, despojados de nuestras ataduras, hacernos imitadores de las virtudes y actitudes que María, en su vida y peregrinar hacia JESÚS, nos dio como ejemplo de confianza y fe en ÉL.
El silencio, la devoción, la firme y profunda intención de serenidad, fortaleza, disponibilidad, sencillez y firmeza en los pasos de la comitiva marcaron un marco de emotivo sentimiento de sentir religioso y de profunda fe Mariana. Fe y veneración a una Madre que nos cobija, nos arropa, nos aglutina, nos acompaña y nos recomienda con serenidad y fortaleza a ponernos en MANOS de su HIJO JESÚS y dejarnos conducir por ÉL.
El día, como conocedor del canto Mariano, que se iba a clamar desde nuestro sencillo, pequeño, pobre, pero testigo firme, Charco de San Ginés, abrió sus puertas celestiales para dejar entrar los rayos luminosos y reconfortantes, en una mañana, que se prometía lluviosa y desapacible, en una seda de alfombra celestial que María, su Madre, recorría junto a sus hijos que, su HIJO, JESÚS, le encomendó.
Fue un colofón lleno de sentimientos y afectos que debemos guardar, a ejemplo de María, en lo más hondo de nuestro corazón para derramarlo en la vida que, cada día, tenemos y debemos recorrer ejemplarizando todo lo que María nos testimonia y nos revela en sus actitudes y ejemplo.
Nada serviría si todo queda como una experiencia bonita, encantadora y no llega a germinar y echar raíces en nuestro corazón. Nada serviría si el próximo año no nos acercamos con un camino recorrido según, primero JESÚS, y luego María, su Madre, lleno de esperanza, entregado en la vivencia de la serenidad, fortaleza, disponibilidad, sencillez y pobreza, experimentado en nuestra relaciones como personas integradas en un pueblo y, dentro de él, en una Iglesia que nos une y nos sirve de guía con María, su Madre a la cabeza.
Todo quedaría ahogado por la zarza y el pedregal sí no somos capaces, como María, encender la llama de emprender el camino que ella nos ha iluminado, desde la Semana Misionera, hacia JESÚS, su HIJO, fuente y meta de nuestro peregrinar. Todo quedaría en un oír, pero no escuchado en el silencio de nuestro corazón sí no avanzamos en el compromiso de entrega y disponibilidad a experimentar y buscar lo que el SEÑOR, quizás, a través de María, ha querido sembrar en el huerto de nuestro corazón.
Dejémonos cultivar y abonar por la intercesión de María, y abramos nuestro corazón al Sembrador de la Palabra que nos Revela lo que su PADRE nos quiere y ama y, en ÉL, su HIJO, por su muerte y resurrección, hemos sido salvados.
Tras la plegaria celebramos un ágape fraterno donde compartimos un reconfortante chocolate con churros y algún bizcochón que generosamente fue ofrecido por todos y para todos en un signo de comunidad en torno a María y en medio de su HIJO JESÚS.
Un fuerte abrazo a todos en CRISTO, y esperemos vernos cargados de razones y frutos el próximo año en torno a nuestro SEÑOR JESÚS y a su Madre María.
Que emotivo lo del Santo Rosario.
ResponderEliminarAmigo Salvador, nuestro Señor Jesucristo es el único que nos sostiene y nos ama sin pedir nada a cambio...
Un abrazo fuerto y Dios te bendiga.
Genial, Salvado!
ResponderEliminarNada de "irse por las nubes".
Además de estar hermosamente escrito creo que expresa preciosamente una experiencia muy profunda. Y no siempre es fácil hacerlo.
Dios te siga concediendo el don de poner palabras a la PALABRA encarnada en María.
Besos y abrazos.
luis.
Dios llena.
Verdaderamente la Gracia del SEÑOR nos es dada gratuitamente, igual que la disponibilidad de María, su madre, a interceder por nosotros como en la boda de Cana. Gracias por tu comentario María Angélica.
ResponderEliminarUn abrazo en CRISTO.
Gracias, Luis, por tus palabras que me reconfortan y animan a seguir sereno, fortalecido, humilde,disponible y sintiéndome pecador y pobre, como el ejemplo de María, a abandonarme en las MANOS de JESÚS, nuestro SEÑOR.
Un abrazo en CRISTO.