Mc 2,23-2 |
¿Es la ley justa cuando se utiliza el sábado como fundamento y obligación de descanso antes que a la persona? ¿Se puede entender que, por ser hambre, alguien pase hambre porque no se puede adquirir alimentos? Estas y otras preguntas nos puede servir para reflexionar sobre el Evangelio de hoy. Porque es lo que nos plantea el Evangelio de hoy. Dice: Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban... -Mc 2, 23--28-
Las leyes deben estar siempre mirando y en función del hombre. De modo que, una ley que perjudique los buenos intereses del hombre, siempre en función del bien común, la verdad y la justicia, deja de ser una buena ley y se convierte en una ley injusta y que debe ser abolida. Todo debe estar mirando para el bien del hombre, porque todo lo hizo Dios para que el hombre se sirviera y bien lo administrara.
No se puede considerar el ayuno más importante que la vida de los pobres. En muchos casos las leyes, las costumbres y las tradiciones ahogan la vida religiosa y la deforman. Confunden y desvían de la verdad convirtiendo la esencia - el amor - en normas y prácticas desencarnadas de la verdad y la justicia. Seguir a Jesús exige flexibilidad y firmeza; fraternidad y exigencia; misericordia y justicia.
Nunca podemos convertirnos en víctimas del aparato religioso sometidos a la ley, a las costumbres y tradiciones, porque nos encontraremos con el absurdo de no poder repartir pan porque es sábado. Luego, ¿qué hacemos? ¿Convertimos el amor en ley, o la ley debe estar sometida a la misericordia y al amor? Gracias a eso somos perdonados y salvados. Gracias, Señor por tu Amor y Misericordia.
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