El Misterio de la Santísima Trinidad es algo superior a nuestra capacidad, y nunca, salvo cuando estemos delante de Dios, Uno u Trino, podremos entenderlo por su Gracia. De cualquier forma, el Señor nos ha dado algunas razones que sí podemos entender. Tres Persona, Padre, Hijo y Espíritu Santo de la misma Naturaleza divina, pero diferentes naturalezas humanas. Desde ahí podremos entender que el Padre y el . Hijo, siendo iguales en Naturaleza divina, no lo son en la humana.
Por lo tanto, la Persona del Padre es el Padre y el Hijo está subordinado a Él en obediencia. Ha sido enviado por el Padre y hace la Voluntad del Padre. Todo lo que ha recibido lo ha recibido del Padre, hasta el poder de dar la vida: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.»
El Hijo, como Él mismo nos ha dicho, es el Camino, la Verdad y la Vida y a través de Él encontraremos la Vida Eterna. No hay otro camino ni otro medio. Jesucristo, el Señor, es nuestra salvación. El Hijo se ha encarnado en Naturaleza humana y se ha hecho Hombre, por lo tanto es diferente al Padre, y como Hombre está subordinado a Él - Flp 3,6-8 -. Esto explica claramente lo que Jesús dice en Jn 14, 28. Se está refiriendo a esa Naturaleza Humana que le hace hombres como nosotros. Y ese ese sentido se ha despojado de sí mismo haciéndose esclavo y asumiendo semejanza humana.
Sí, Señor, ahora entiendo un poquito más tu rebajamiento, tu humildad, tu hacerte como yo para enseñarme el camino hacia tu Padre y el camino de mi salvación. Y tu invitación a convertirme y creer en Ti.
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