Lc 18,9-14 |
El hombre es un animal racional inquieto. Al menos así debe mostrarse y comportarse, porque su inquietud no debe parar hasta descansar en el Señor, su dueño y Dios, al que está destinado llegar. Siempre estaré inquieto, Señor, porque me sé pecador y débil ante el pecado. Me experimento vulnerable y pecador cada día, y necesito tu Mano para asirme y levantarme sobre mis miserias, que me hunden y separan de Ti.
Siempre me moveré entre la inquietud de fallarte, Señor, y de no responder a tu Amor. Hoy, me expones esta parábola del fariseo y publicano para descubrirme tu Voluntad. No quieres sacrificios ni cumplimientos, sino un corazón contrito y arrepentido del dolor de no corresponder a tu Amor y Misericordia. Mi conversión empieza por reconocerme lo que realmente soy; mi conversión empieza por saberme pobre, necesitado, pecador, enfermo e inquieto por limpiar todas mis malas acciones que perjudican a los demás.
Porque, mi amor al Señor y cumplimiento de su Voluntad está en relación directa a mi comportamiento con mis hermanos. Mi amor y misericordia llegaran a oídos del Señor, por expresarlo gráficamente, en la medida que yo las practique con mi prójimo. Esa es la actitud inquieta que debo tener activa y encendida dentro de mi corazón y la que debe moverme a amar, impulsado por el Amor de Dios. De manera gratuita e incondicional.
Porque, Dios me ama tal y como soy, que es como me ha creado. Sin pedirme nada, sólo busca mi bien y mi salvación. Y, el sentido común, me dice y me empuja a dejarme llevar por su amor, porque en eso consiste mi felicidad y mi gozo eterno. Por eso, es bueno estar inquieto, expectante, atento y en constante movimiento interior, es decir, en actitud de búsqueda, para crecer en conversión según la Palabra y la Voluntad de Dios.
Y eso debe, no relajarnos, sino abandonarnos en Manos de la acción del Espíritu Santo que nos modela, nos impulsa, nos dirige y va creando nuestra alma a imagen y semejanza de Dios. Pongámonos, pues, en sus Manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.