Mc 6,34-4 |
Necesitamos alimentarnos cada adía, eso es evidente, para sostener nuestra vida. Sin el alimento nos sería imposible vivir y emprender el camino de nuestra vida.
Sin embargo, hay otro alimento, que no solo nos sostiene y nos alimenta espiritualmente, sino que le da trascendencia, esperanza y eternidad a nuestra Vida. Una Eternidad plena de gozo y felicidad. Porque eso es lo que realmente está latente e impreso en nuestros corazones.
Ese alimento - Pan y vino Eucarístico - nos da la Vida Nueva, la Vida de Cristo y, como Él, nos hace eternos. Nos sostiene erguidos, nos orienta y señala el camino a recorrer dándole sentido y esperanza a nuestra vida. Porque, no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios - Mt 4,4 -.
Es evidente que nuestro cuerpo necesita alimentarse de los nutrientes necesarios para sostenerse fuerte y con vida, pero, no es menos cierto que el Pan Eucarístico - Cuerpo y Sangre de Cristo - nos preserva de los peligros del mundo, demonio y carne, nos fortalece y nos orienta hacia el único y verdadero Camino, Verdad y Vida que es el Señor.
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