sábado, 2 de marzo de 2019

CONFIADOS COMO NIÑOS

Resultado de imagen de Mc 10,13-16
Si observas a un niño de darás cuenta que obedecen y confían en lo que le dicen los mayores, sobre todo sus padres, que le procuran todo el bien que pueden y, porque confían en sus palabras y en lo que les enseñan. Saben y lo entienden que sus padres procuran darle todo lo que les hace falta para su buen desarrollo, su crecimiento y preparación para su futuro.

Los niños, observamos y sabemos, son sencillos, humildes y abiertos a recibir las enseñanzas de sus mayores, que también comporta un peligro si se les enseña con mala intención cosas malas y que no convienen a su bien. Y esa es la actitud que nuestro Señor Jesús quiere mostrarnos hoy, tal y como debemos proceder ante sus enseñanzas y, sobre todo, a su Palabra. Porque, sucede que en la medida que crecemos y y dejamos de ser niños, prevalece nuestra razón y nos cerramos a todo lo nuevo y a todo aquello que no entra en nuestra razón.

Endurecemos, ese corazón tierno, suave, humilde bueno, inocente y abierto de niño, como una piedra y nos cerramos a la Palabra de Dios. Pasamos, de recibir todo lo que somos y tenemos, a exigir y poner condiciones atodo lo que Jesús nos propone y a rechazar todo lo bueno, porque, de la boca de nuestro Señor Jesús no puede salir nada malo sino, precisamente, todo lo que nos hace bien y nos conviene.

Será cuestión, y una buena oportunidad, aprovechar esta reflexión para ponernos en presencia del Señor y esforzarnos en abrir nuestro corazón a su Palabra y a sus enseñanzas. Tratemos de fijarnos en los niños y recordar nuestra etapa de niño y de experimentar como se ha endurecido nuestro corazón con las ambiciones y afanes con los que el mundo nos tienta y trata de seducirnos: mundo, demonio y carne.

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