lunes, 18 de noviembre de 2019

¿CÓMO TE VES?, ¿INDIGENTE?


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Lc 18,35-43
Hay momentos en la vida en los que experimentas que sentirte indigente te viene bien y sacas provecho de ello. Hay momentos que presentarte como víctima puede ayudarte a solucionar problemas en tu vida, pero la pregunta que se te plantea e interpela es: ¿Quiero vivir de la aparente indigencia, o realmente me siento indigente?

Es en esos momentos cuando también me planteo si realmente quiero vivir en la aparente indigencia o realmente es que me siento indigente. Entonces nace en mí la pregunta, realmente, ¿quiero ver, no sólo la luz del sol de este mundo, sino la Luz verdadera que alumbra esa Vida que busco y ansío dentro de mí y que aspira a la Eternidad? ¿Acaso puedo descubrir esa Luz en mi camino?

Sí, realmente, sí. Esa Luz se encuentra en el camino de tu vida. Además se nota, se contagia y se transmite. Sucedió con Bartimeo, aquel ciego del camino del que el Evangelio nos habla hoy, y muchos ciegos más que al pasar Jesús por el camino de sus vidas experimentaron su presencia y respondieron a su llamada. Pero, primero descubrieron que pasaba por allí y luego le gritaron y levantándose se le acercaron para decirle que querían ver.

Y para eso, para encontrarme con el Señor quiero reconocerme indigente, porque, realmente eso es lo que soy. Un pobre pecador que quiere alumbrar su vida con la única y verdadera Luz que lo puede alumbrar y limpiarlo de todo pecado. Por eso, Señor, yo quiero también decirte hoy cuando pasas por delante de mí que quiero ver y que quiero que me enseñes ese camino de verdad, de justicia y de amor.

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