Lc 17,1-6 |
En mi opinión la
Iglesia no debe permanecer callada en tiempos de elecciones. No debe permanecer
impávida y en silencio sin orientar y clarificar la postura católica. Debe
animar a participar y a depositar el voto siguiendo los criterios de la verdad
y la justicia primando la defensa de los más necesitados y excluidos. Es verdad
que no debe señalar tanto a favor como en contra a ningún partido ni colectivo
político, pero sí orientar el sentido de nuestra participación según los
criterios evangélicos.
El Obispo José
Ignacio Munilla ha hecho una reflexión que nos puede servir de orientación - ver
aquí -, pero que echo de
menos no haya más y proliferen en la Iglesia en estos momentos. Creo que no es
inclinarse por ningún partido, eso corresponde a cada persona, pero si creo que
la Iglesia tiene el deber de orientar y formar a los católicos y creyentes
comprometidos. Y la prueba que no hay ninguna intención política es que esta
reflexión sale publicada el día después de los resultados electorales.
Y es que el
Evangelio de hoy nos llama a cuidarnos de no provocar escándalo y de reprender
a aquellos que los puedan provocar y realizar. Porque, podemos permitir el escándalo,
la manipulación y perversión cuando permanecemos en silencio y omitimos y
ocultamos la debida orientación y formación a los fieles dejándolos, sobre todo
a los más indefensos a merced de los que intencionadamente buscan sus
intereses. Permitimos el
escándalo, y eso nos hace cómplice, cuando no reprendemos ni alzamos la voz
contra los que escandalizan a los más pequeños e inocentes.
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