viernes, 10 de julio de 2015

SIN ORACIÓN ESTAMOS PERDIDOS

(Mt 10,16-23)


Una misión tan arriesgada no se puede llevar sin oración. Porque la oración es el nexo de unión con el Señor. El Señor que nos ha prometido estar en todo momento con nosotros a través de su Espíritu. Cada día podemos tocarlo y alimentarnos de su Palabra y de su Espíritu. 

Vive y camina entre nosotros, y nos relacionamos con Él por medio de la oración. Es imprescindible estar en constante contacto con Él, y la oración es el vehículo que nos permite hablar con Dios. Dependerá de ese contacto diario el éxito de nuestra misión. Porque tendremos muchos problemas y dificultades, para lo cual necesitaremos fuerte voluntad y mucho valor a fin de vencer. Seremos perseguidos, azotados,  acusados y amenazados de muerte. Y no hace falta hablar mucho, porque es lo que estamos viendo ahora mismo.

Los titulares de los periódicos, redes sociales, medios informativos...etc., no dejan de darnos cada día noticias a este respecto. Concretamente, Asia Bibi, una pakistaní permanece privada de libertad hace ya cinco años por ser fiel a su fe en Jesús. Muchos creyentes han sido asesinados, y en mi país, España, se trata de echar a la Iglesia del colegio y prohibir las clases de religión católica y todo signo o imagen que represente al Señor. Son evidencias reales con las que vivimos cada día. 

Por lo tanto, la Palabra del Señor toma verdadero cumplimiento. Y el Señor nos aconseja ser sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Y eso intentamos confiados en la asistencia y poder del Espíritu Santo.: Defender y proclamar el Evangelio con la Verdad y en Justicia, sin desviarnos a hacerlo una causa nuestra y de nuestras propia ideas o ideologías.

Porque podemos caer en ese pecado y en una guerra por establecer nuestros valores, y no los Valores del Reino de Dios. Por eso, pedimos luz y sabiduría para, esperanzados en la victoria final y en el regreso del Hijo del Hombre, que pondrá todas las cosas en su sitio, ser fieles y perseverantes al mandato del Señor según su Voluntad.

No se trata de una lucha por ver quién triunfa. Somos enviados por el Señor en paz, como ovejas entre lobos. Abiertos a proponer la Verdad y la Justicia por Amor. Tal y como nos ha amado el Señor y como el mismo nos ha enseñado. Y de esa forma y asistidos por el Espíritu Santo nos esforzamos en proclamarlo. Amén.

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