lunes, 19 de septiembre de 2016

QUIEN DA LUZ, RECIBIRA MÁS LUZ

(Lc 8,16-18)

Supongo que esa sera la consecuencia lógica de: "porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun lo que crea tener se le quitará". Y es que el hombra pasa su vida buscando tener. Tener más dinero; tener más fama; tener más prestigio; tener más bienes...etc. Tener y tener, la canción lo deja bien claro:  "el que tiene un peso, quieres tener dos..."

Quien da más de lo que tiene, recibirá más. Más reconocimiento; más estima; más prestigio; más fama; más paz y amistad, y más amor. En resumen, será más feliz y más rico en valores que perduran y permanecen en el corazón llenándolo de gozo y plenitud. Porque la luz es para derramarla sobre todos los hombres y alumbrarlos. Dejará de ser luz si se esconde debajo de la mesa o permanece oculta en las sacristías y dentro de la Iglesia. La luz cumple su función cuando alumbra.

¿Y nosotros, somos luz? Posiblemente queramos serlo, pero quizás no alumbramos como nos gustaría. El mundo nos seduce, nos tienta y nos impone. Experimentamos miedo, respeto humano, vergüenza y también ignorancia. No sabemos qué hacer ni cómo hablar. Y dejamos mucho que desear con nuestro ejemplo. Pero, enseguida nos surge este interrogante: ¿Acaso no sabía nuestro Padre Dios quienes somos? ¿Acaso no sabía nuestro Padre Dios de nuestras debilidades, de nuestras limitaciones y fracasos? Luego, si lo sabía, ¿cómo es posible que pone tanta responsabilidad sobre nuestros hombros y espera frutos de tan poca cosa?

Sólo hay una respuesta: Dios lo sabía y lo sabe. Dios nos conoce mejor que nosotros mismos, y sabe lo que nos ha encargado. Porque todo lo hace Él. Sólo nos pide nuestro entusiasmo y nuestra confianza; sólo nos pide nuestra voluntad y libertad, y también nuestros pecados. Él lo transformará todo si nosotros somos capaces de ponernos en sus Manos. Él es el único Sembrador y Labrador, y nos deja que le acompañemos en el cultivo de nuestra propia tierra, pero siempre injertados en Él.

Por eso, quienes se atreven a dar Luz confiando en Él y adheridos a la acción del Espíritu Santo, recibiran más y más. Más luz, más amor y más gozo y felicidad eterna.

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