(Mc 7,31-37) |
Es posible que nosotros tengamos también que pedirle al Señor que nos abra los oídos y desate nuestra lengua. Tanto para escuchar su palabra como para proclamarla. «Effetá» es la palabra que necesitamos oír y experimentar. "¡Ábrete!" a la acción del Espíritu Santo.
Esa es la pregunta de nuestra humilde reflexión: ¿"Estamos dispuesto a abrirnos a lo que el Espíritu Santo nos vaya indicando"? ¿Nos disponemos a ello? Ese es el síntoma de la fe, la inquietud y el deseo de abrirnos, de estar atento para ponernos en camino, para ser dócil a su Palabra.
En estos días estamos viendo como la fe actúa. Como el Señor responde a aquel que le pide con fe. Y es que Él nos lo ha dicho ( Jn 14, 13). Posiblemente, nuestra fe esté muerta o casi muerta. O, quizás, dormida, despistada, inconsciente, distraída, pasiva, tribulada, indiferente, simulada y desviada por las cosas de este mundo.
Necesitamos despertar, ver y oír. Y, para ello, busquemos al Señor en el camino de nuestra vida. Acudamos a Él con fe, confiados y dispuestos a dejarnos empapar por su Gracia y despertar a la vida. La verdadera Vida Eterna y en plenitud de gozo que tanto buscamos.
Necesitamos despertar, ver y oír. Y, para ello, busquemos al Señor en el camino de nuestra vida. Acudamos a Él con fe, confiados y dispuestos a dejarnos empapar por su Gracia y despertar a la vida. La verdadera Vida Eterna y en plenitud de gozo que tanto buscamos.
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