sábado, 22 de octubre de 2022

EN Y A LA HORA DE TU ENCUENTRO

Lc 13, 1-9

¡Puedes pensar lo que quieras y como quieras! ¡Puedes reírte, gozar según creas y te satisface, y hacer lo que te venga en ganas! Pero, quieras o no llegará la hora de tu encuentro y, en ese momento, te verás la cara con el Señor.

¿Qué cual es la hora de tu encuentro? Lo sabes muy bien, la hora de tu muerte. Y si hay algo cierto en este mundo es que a todos nos llegará esa hora. Y esa hora será el momento más importante de tu vida. ¡Y lo es porque en ella se dirime tu futuro eterno, a la derecha o a la izquierda del Señor! Y si no sabes que significa estar a la derecha o a la izquierda del Señor, léelo en este pasaje del Evangelio – Mateo, 25, 31-46 – y verás a que me refiero.

Te repito, podrás creerlo o no, pero la hora llegará. Mientras, la higuera – que puedes ser tú o yo – dará o no frutos. Y dependerá de eso que sea o no cortada. Nuestra vida dependerá de esos frutos que demos. Frutos de amor, porque, al final, todo se reduce a amarnos tal y como el Señor nos ha amado. De eso va a tratar nuestro encuentro, y todos los que creemos en el Señor Jesús, que nos ha revelado el Amor Misericordioso del Padre, estamos obligado voluntariamente y, también por amor, a anunciarlo a los que no lo saben o están despistados.

Serás tú, libremente, quien luego decida que camino vas a tomar. El del esfuerzo de dar frutos, o el de dejar que la vida se seque y quede estéril. Mientras, hasta que llegue tu hora, la Misericordia de nuestro Padre Dios nos espera y nos abre sus brazos.

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