martes, 26 de diciembre de 2023

MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO (Mt 9, 12-13)

El camino está trazado desde el nacimiento del Niño Dios en el pesebre de Belén. Nace en el silencio de la noche y sin ruidos ni fuegos artificiales. Solo cantan los ángeles y se les anuncia a los pastores cuyas voces no tienen ni crédito ni capacidad para influir y llegar al mundo. Sin embargo, hay gozo y alegría entre todos aquellos que descubren que el Mesías esperado nace en Belén.

Y cada año se repite la celebración de ese Misterio que se renueva cada día en el corazón de los hombres que creen, esperan y empiezan cada día una nueva aventura de renovar sus corazones en la Palabra y el Amor Misericordioso de ese Dios hecho hombre.

Tras esa venida se esconde un camino de gozo pero también de sacrificio. Amar y vivir en una actitud misericordiosa exige, y causa en muchos momentos, dolor y sufrimiento. Es el camino de Pasión que ese Niño Dios al que hoy cantan en Belén, mañana será causa y motivo de confrontación, luchas, divisiones, guerras y muertes. Camino de cruz al que la Iglesia da su punto de partida con el martirio de san Esteban.

Hoy esta pasando algo parecido, si no más fuerte e intenso. Muchos cristianos son perseguidos y amenazados de muerte. Desde todos los ambitos sociales (familia, amigos, trabajos...etc.) hasta los políticos, razas, pueblos, ideologías...etc.). Los medios, sobre todos algunos de los más importantes, no parece prestarle mucha atención. Igual no les interesa que se sepa o quieren que la Iglesia sea perseguida y borrada del mundo. El cristiano tiene que saber que será perseguido e incluso martirizado, pero dentro de su fe está esa posibilidad de entregar la vida como lo hizo su fundador, nuestro Señor Jesús, ese Niño del que hace unos días celebrábamos su nacimiento.

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