(Lc 16,9-15) |
Nuestro camino transcurrirá por los intereses que habiten y vivan dentro de nuestros corazones. Si es el dinero lo que da vida a los latidos de nuestro corazón, nuestros pasos irán detrás de él, y nuestra vida vivirá para servirle. Entonces todos nuestros afanes serán tener dinero.
Porque pensamos que el dinero nos abre todas las puertas y nos hace poderoso y ricos. Se nos hará difícil poner nuestra atención en otras cosas, o escuchar a otros. Empeñaremos nuestra vida sólo para ganar dinero y ser poderoso. Sin embargo, más importante que el dinero son nuestras relaciones con las personas.
No es el dinero lo más importante y poderoso, sino el amor. Y si tu dinero lo utilizas para hacer el bien y ayudar a aquellos que lo necesitan para vivir dignamente, estarás, no sólo consiguiendo buenos amigos, sino también abriéndote las puertas de la morada eterna, por el amor. derramado en los demás y, sobre todo, por la Misericordia de Dios que ve tus buenas acciones.
Pidamos al Espíritu de Dios que nos dé la sabiduría para discernir el valor de las cosas, y sepamos elegir el único dueño y Señor a quién servir. Amén.
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