domingo, 2 de febrero de 2020

ENCUENTRO CON EL SEÑOR

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Lc 2,22-40
Simeón era viejo pero perseveró en esa inquietud y acción que el Espíritu Santo le había revelado. Y llevado por Él fue llevado al templo donde se encontró con el Señor. Movido por el Espíritu Santo dijo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él.

El problema que tenemos es que posiblemente no cerramos a la acción del Espíritu Santo en nosotros, porque también nosotros, en nuestro bautismo hemos recibido al Espíritu Santo. Y no de adorno, sino para alumbrarnos el camino en la Voluntad de Dios. Pero, necesita que abramos nuestro corazón y pongamos nuestra voluntad en su Mano para guiarnos por el camino que nos lleva a Jesús. Tal y como sucedió con Simeón y Ana.

Un encuentro que debemos intentar y cuidar cada día. Un encuentro que se vive cada día caminando en la presencia del Señor e intimando con Él. Un encuentro donde vamos descubriendo la necesidad de ir de su Mano y dejarnos llevar por la acción del Espíritu Santo. Un encuentro que hay que actualizar cada día y reafirmar cada día, porque, seguir a Jesús no es una decisión de un momento, sino una decisión que, cada día, se renueva y se reafirma en permanente relación con Él.

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