(Lc 6,20-26 |
¿Y sabes que significa bienaventurado? Quiere significar
y decir: “Felices”. Felices cuando tengamos un corazón pobre de
espíritu, es decir, humilde, generoso, solidario, compasivo, comprensivo,
misericordioso, bondadoso, suave y bueno. Dichosos y felices los que padecen
hambre y sed de justicia porque llegará el día de que serán saciados. Dichosos
los que…
Sí, seremos inmensamente dichosos si, abiertos
a la acción del Espíritu Santo, vivimos en el amor misericordioso que Jesús, de
parte de su Padre, nos promete, nos enseña y nos señala. Él, con su Vida y sus
Obras es el Camino, la Verdad y la Vida. Por el contrario, los que buscan en
este mundo esa felicidad, la perderán para siempre. Primero, porque en este
mundo no la encontrarán plenamente, y segundo, porque ya han tenido su premio
en lo poco, muy poco que aquí, en este mundo, han disfrutado.
—Está claro —dijo Manuel. Todo lo que aquí se
disfrute de manera egoísta y pensando en ti mismo, lo tendrás que reparar en el
otro. El amor que te guardes para ti mismo se volverá contra ti en la otra
vida.
No se trata de buscar el hambre y la miseria,
sino de compartir esa abundancia y felicidad que tú encuentras aquí con el que
no la tiene y carece de ella. Porque, todo nos viene dado gratuitamente de
nuestro Padre Dios. Luego, si a ti te sobra, comparte con aquel que le falte;
llora con el que sufre…
—Creo que es ese el sentido —agregó Pedro. No es cuestión de sufrir, sino de compartir para evitar que otros sufran. Incluso, hasta el extremos de compartir el sufrimiento. Eso es dar la vida por el otro, tal y como la ha dado Jesús por cada uno de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.