martes, 10 de marzo de 2015

EL PERDÓN: LA LLAVE DE LA PUERTA DEL CIELO

Mateo 18, 21-35


No hay otro secreto, el perdón es el arma con la que podemos vencer, y la llave para abrir la puerta del cielo. Porque en la medida que perdonemos a los que nos ofenden, seremos perdonados también por el Señor, nuestro Padre.

El Señor se ata a nuestro perdón. Deja su decisión en nuestras manos, de forma que, en la medida que tú perdones, también serás perdonado. Nada tendrá que hacer el Señor, porque eres tú quien decides. Realmente, ¿nos damos cuenta de lo que se nos ha entregado? 

Somos los protagonistas y los dueños de nuestra salvación.  Es decir, el Señor ha querido que dependa de ti y de mí. Así de sencillo y de grande. Pero lo más grande es descubrir que yo sólo no puedo. Es decir, mi pequeñez, mi pobreza, mis miserias, mis imperfecciones y mis pecados. Necesito llenarme de humildad y de abrirme a la acción del Espíritu Santo para vencerme y transformar mi corazón en un corazón misericoridoso como el de Jesús.

Y de esa manera poder perdonar como Él me perdona a mí cada instante de mi vida. Cada vez que rezamos el Padre nuestro, prometemos perdonar como nosotros perdonamos, y ese debe ser nuestro compromiso de cada día y de cada instante. Pero, experimentamos que no podemos. Somos esclavos de nuestras ideas y criterios humanos, y necesitamos liberarnos.

Ahí, Señor, entras Tú en mi vida, en nuestras vidas. Sin Ti nada podemos hacer, y te necesitamos para que transforme nuestros corazones de piedras en corazones de carne. Amén.

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