Lc 14,25-33 |
Seguira a Jesús no es elegir algunas cosas sí y otras guardarlas para mí. Cuántas veces decimos, esto no lo dejo porque lo necesito y dejamos ese tiempo para nosotros. Me doy cuenta de lo difícil que es optar por Jesús, porque hay muchas cosas que pongo delante y que me son difíciles de dejar. Es entonces cuando descubre la necesidad que tienes de adherirte al Señor y de dejar que Él obre en ti.
Conviene abrir todo nuestro corazón, no un poco nada más, sino totalmente, para que el Espíritu Santo haga su obra como Dios quiere. Y eso implica y exige entregarte totalmente. Ayer vi la pelicula de la madre Teresa de Calcuta y se vieron reflejada todas estas opciones. Abandonó todo, incluso a ella misma, para entregarse a Jesús. Percibes entonces cuan lejos estás del Señor y te experimentas decepcionado y, por supuesto, pecador. Pero, al mismo tiempo, no te desanimas. Reconoces tu pequeñez, tus pecados y tu esclavitud y te pones en Manos del Señor. Él te convertirá y hará de ti un buen hijo.
Quizás, el problema sea que tú quieras ser como Teresa de Calcuta y el Señor tiene otros planes para ti. Quizás, tú quieres que el Señor te dé tres talentos y Él sólo te ha ofrecido uno. Quiero decir, al menos así lo siento desde la disponibilidad al Espíritu Santo, que tengo que conformarme con lo que el Señor me da y para lo que me quiere. Igual solamente tengo que obedecer y no mandar ni tomar decisiones. No a todos los quiere el Señor en el mismo trabajo o que hagan las mismas obras.
Sí, eso es seguro, a todos nos quiere con locura y a todos nos dará la plena felicidad, la que nos corresponda hasta el punto que no desearemos más. A mí lo que me concierne ahora es ponerme en tus Manos, Señor, y dejar que tu Espíritu convierta mi pobre corazón en un corazón como Tú quieres y semejante al Tuyo. Eso espero y eso te pido.
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