jueves, 30 de enero de 2020

LA FE ES PARA VIVIRLA EN LA LUZ

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Mc 4,21-25
No se puede alumbrar en la luz, sino en la oscuridad. O dicho de otra forma, la fe es para manifestarla en los lugares más oscuros. Es decir, no se enciende la lámpara donde ya hay luz, sino que se pone en lo más alto donde la oscuridad está nublando la conciencia y hace falta luz para ver el bien, la justicia y el amor.

No hace falta luz dentro de la Iglesia aunque haya también rincones oscuros, porque hay luces para y que pueden alumbrarlos. Hace falta luz donde la injusticia, la mentira y el poder quieren anular la libertad del hombre e impedir que piense y vea.

En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga» - Mc 4, 21- 23-.

No se trata de cumplir con dar luz ajustándome a mínimos, sino dar toda la luz que se puede en proporción a tu capacidad o medida. Muy claro te lo ha dejado el Evangelio de Marcos. Jesús que te lo ha dado todo voluntariamente, también te pide todo voluntariamente. Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará» -Mc 4, 24-25-.

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