Posiblemente no
nos damos cuenta pero, ¿hemos pensado alguna vez la cantidad de cosas que hemos
dejado de hacer, y el bien que podíamos haber hecho? Igual no nos hemos dado
cuenta pero, sí que hemos advertido que en algunos momentos concretos podíamos
hacer más de lo que hemos hecho. De cualquier forma la pregunta está hecha: ¿Somos
conscientes del bien que dejamos de hacer?
Es evidente que
hemos recibido unos talentos, y no los hemos recibido para enterrarlo, sino
para ponerlos a rendir en beneficios de los que lo necesitan. Eso es lo que
sucedió en esas ciudades – Corozaín y Betsaida – que tras haber presenciado y
escuchado la Palabra y Obras del Señor no reaccionaron ni respondieron a ella.
Podemos leer cual fue la respuesta de Jesús: (Mt 11,20-24) «¡Ay de ti,
Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho
los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y …
¿Se nos ocurre a nosotros preguntarnos sobre esa misma cuestión. Hemos oído la Palabra de Dios, y sabemos de sus milagros, pero ¿respondemos a su llamada? ¿Reaccionamos responsablemente y nos comprometemos a responder a la Palabra que el Señor nos ha anunciado? Posiblemente dejamos mucho que desear, al menos yo. Pero creo firmemente en la Infinita Misericordia de nuestro Padre Dios y en su Gracia, para que asistido en el Espíritu Santo pueda ir mejorando y respondiendo a lo que el Señor espera de mí.
NTRA. SEÑORA DEL CARMEN
Por otro lado,
hoy, día en el que celebramos la festividad de la Virgen de Ntra. Señora del
Carmen, doy gracias a Dios por darnos como Madre a su también Madre, Ntra.
Señora la Virgen María, que hoy bajo la advocación de la Virgen del Carmelo
celebramos su festividad como Madre de todos los marineros y gente del mar.
Y no podemos olvidarnos
de todos aquellos que buscando, o engañados por los que usan sus situaciones de
pobreza y desespero, un lugar donde poder vivir, cruzan los océanos Atlántico y
Mediterráneo a riesgos de perder sus vidas. ¿No se pueden evitar todas esas muertes?
¡Madre del Carmelo, protégelos! Amén.
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