martes, 4 de enero de 2022

QUIÉN BUSCA ENCUENTRA, PERO, ¿SIENTES LA NECESIDAD DE BUSCAR?

 

Posiblemente, aquellos dos discípulos que estaban con Juan sentían necesidad de buscar. Evidentemente, Juan los había preparado para acoger al Mesías esperado, que Juan lo presentaba como anterior a él y que ya existía antes que él. De modo, no extraña, que al ver pasar a Jesús, Juan dijera a sus discípulos: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús.

La reacción de ellos «nos dice el Evangelio» no fue pasiva sino todo lo contrario. Se activaron y siguieron a Jesús. Se descubría en ello unas ansias de encontrar al Mesías, al Libertador esperado según los Profetas y, sobre todo, lo anunciado por Juan. Pero, sucedió «sigue diciéndonos el Evangelio» que Jesús, al ver que le seguían, les dijo: ─¿Qué buscáis?

Ellos le respondieron: Rabbí «que quiere decir, “Maestro”» ¿dónde vives?

Les respondió: ─Venid y lo veréis.

Y nos dice el Evangelio que fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día. Era más o menos la hora décima.

También, sin lugar a duda, a ti y a mí también, se nos acerca el Señor y pasa por nuestro lado. Quizás no tengas quien te haya dicho mira, ese es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, pero, con toda seguridad, hay o habrá un momento en tu vida que alguien, bien por un buen ejemplo, bien con una palabra o una buena obra te ha indicado que Jesús vive y está presente en tu corazón. La cuestión es tener sed, andar en su búsqueda y estar atento a su Palabra. El Señor no te ha creado para dejarte tirado y sin posibilitar que tú le veas y le sientas. Otra cosa es que tengamos cerrado los ojos de nuestro corazón y solo los abramos para las cosas de este mundo

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