lunes, 17 de noviembre de 2025

NECESIDAD DE VER

Lc 18, 35-43

   No se daba cuenta; a medida que avanzaba, se perdía en el horizonte. Todo se oscurecía ante sus ojos. No sabía a dónde iba y empezaba a sentir miedo.

    Necesitaba ver, orientarse, descubrir la dirección del camino. Con cada paso, su inseguridad aumentaba. Estaba a punto de gritar, de pedir auxilio, cuando observó a lo lejos una comitiva que caminaba con paso firme y seguro hacia su destino.

    Esperó a que se acercaran. Ya a su lado, preguntó a dónde iban.

    Uno de la comitiva, mirándole con cierta extrañeza, respondió:
 
    —Vamos camino del sacrificio. Nos esperan días de luchas y tormentos.
 
    Onésimo no entendió nada. No se atrevió a pedir más explicaciones. Aquello de “luchas y tormentos” le hizo temblar todavía más.
    Sus piernas se paralizaron, su boca quedó muda.
    «No sé si quedarme donde estoy o seguir a esta gente», pensó.
 
   Mientras dudaba, vio cómo la comitiva se alejaba. El miedo le dejó sin capacidad de reacción.
   Sintió que se perdía. Levantó la cabeza, y con los ojos bañados en lágrimas suplicó clemencia al cielo.
    Metió la mano en el bolsillo y sacó su pequeño evangelio de cada día. Al abrirlo y comenzar a leer, quedó sorprendido:
 
    Lc 18, 35-43:

 “Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna…”
 
    Onésimo sintió un latido profundo en el corazón. Con las manos limpió sus ojos llorosos. Su rostro dibujó una sonrisa.
    No podía creer el pasaje que tenía delante.
Continuó leyendo:
 
    “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”
    “¿Qué quieres que haga por ti?”
    “Señor, que recobre la vista.”
    “Recobra la vista, tu fe te ha salvado.”
 
   Cerró los ojos. Agachando la cabeza comprendió que la providencia le estaba señalando el camino.
    Una paz nueva le invadió.
    A lo lejos aún se distinguían las huellas de la comitiva que había pasado hacía un momento.
    Onésimo, sin dudarlo, encaminó sus pasos tras ella.
    Había visto claro cuál era su camino.

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